
Señales de que no has sanado tus heridas de la infancia
En la infancia aprendemos todo tipo de lecciones pero a veces, sin que sea nuestra culpa, sufrimos por lo que otros cargan y eso nos marca toda la vida

Señales de que no has sanado tus heridas de la infancia. | Pexels
¿Sabes cuáles son las señales de que no has sanado tus heridas de la infancia? Y es que aunque no nos guste admitirlo, cuando somos niños aprendemos todo tipo de lecciones pero a veces, sin que sea nuestra culpa, sufrimos por lo que otros cargan y eso nos marca toda la vida.
Sí, lo que vivieron mamá y papá también nos afecta porque si ellos no han sanado eso de alguna manera repiten la historia ya sea cometiendo las mismas equivocaciones de sus padres o cometiendo nuevos por miedo. Siempre que hay esos detalles en la vida que nos pesan en el corazón lo mejor es acudir con un especialista en salud emocional como un psicólogo para orientación, pues trabajar en nuestro bienestar siempre será la mejor decisión.
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Ahora, cuando llegamos a la adultez a veces parece que todo está bien pero no es hasta que intentamos formar nuevas relaciones cuando nos damos cuenta de que algo no está bien y por miedo al pasado afectamos profundamente el presente y el futuro.
Es el equipo de “Una mente libre”, expertos en salud mental, autoestima, amor propio y ansiedad quien comparte cómo se ven las heridas de la infancia más comunes en adultos que no las han sanado y tal vez alguna de ellas te resulte familiar:
Adultos independientes y con una gran autoexigencia
Así se ven las personas que fueron niños que asumieron responsabilidades que no les correspondían a una corta edad y que tuvieron padres o madres ausentes.
Adultos complacientes a los que les cuesta poner límites
Estos son personas que de niños fueron muy criticados y ahora viven con miedo al rechazo, por eso hacen todo lo que otros les piden para que no los rechacen.
Un adulto con dependencia a sus relaciones de pareja
Se trata de una persona que en la niñez tuvo una familia disfuncional y una madre o un padre que física o emocionalmente estaba ausente. Ahora soporta una relación de pareja difícil con tal de que las cosas estén “bien” o de no quedarse solo.

No todo está perdido, tú puedes romper ese ciclo de dolor y sufrimiento
Sí, enfrentar al pasado no es rápido ni fácil, pero cuando lo decidimos podemos romper con esa tradición gris de dolor y sufrimiento, esto no solo nos beneficia a nosotros sino a nuestros seres queridos. Quizá no sepas cómo hacerlo ahora, pero cuando lo decides ese se convierte en el primer paso, el segundo es buscar ayuda con un especialista y cuando menos lo esperes habrás sanado.
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