
Los hijos necesitan guía, pero también sueños; no cortes sus alas
Los padres deben ser guía para sus hijos, pero es importante no cortar sus alas, sino dejarlos crecer y cometer también sus propios errores; hoy en Soy Carmín te platicamos más de este tema
Los padres están ahí para guiar a sus hijos, para entenderlos, ayudarles e instruirlos, entendiendo sus necesidades, respetando sus sueños y comprendiendo su camino, no imponiéndolo, porque sus anhelos son importantes y sus decisiones son finalmente las que los van formando.
No hay que cortarles las alas a los hijos, o los llevará a fracasar, dice la psicóloga Erika Patricia Otero, quien explica que a veces los padres desean tanto proteger a sus hijos, que la sobreprotección resulta contraproducente, pues esto no permite a los niños perseguir sus propios intereses, cometer sus propios errores de los cuales aprender y entender con practicidad las consecuencias de sus actos.
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Los padres deben ser guía, pero aunque entiendan lo que es ‘bueno’ y ‘malo’, dada su experiencia, no dejar a los hijos errar tampoco les permite madurar. Entonces ellos no podrán tampoco fortalecer su carácter ni desarrollar todo el potencial de sus habilidades, lo que los limitará a largo plazo.
Una desventaja que tienen los padres, dice la experta, es que miran a sus hijos ‘con el corazón’; no desean que ellos sufran o pasen decepciones y entonces imponen lo que deben hacer, pensar, sentir o creer, para evitar el fracaso, sin darse cuenta que también alteran su desempeño.
"La única forma de crecer y madurar es cometiendo errores", dice Erika Patricia Otero; y esto no es dejarles a sufrir o no instruirles o aconsejarles, sino darles también su espacio para tomar sus decisiones y considerar sus acciones; que sean ellos quienes estén a cargo del volante, hablando en analogía.

Algunos padres por ejemplo, empujan a sus hijos a estudiar una cierta carrera, cubrir un cierto ritmo o estilo de vida y hasta rutina diaria. Esto no es bueno, dice la psicóloga, porque no sólo no permiten a sus hijos descubrir su talento, sino que los llevan a una vida que no les será satisfactoria.
No es malo que los padres orienten, al contrario, pero también deben alentar a sus hijos a vivir sus propias vidas, no las que ellos quieren, ya que el fracaso sucede ya que los hijos se sentirán obligados a complacer a sus padres y continuarán haciéndolo incluso cuando son adultos.
Así con el tiempo, se evalúan o valoran a partir de la expectativa ajena, lo que puede ser muy dañino e incluso llevar a la autodestrucción. Los padres deben apoyar las metas de sus hijos, escucharlos, entender sus necesidades y no, no ceder ante todo, pero tampoco negarlo; si no concuerdan, hay que aconsejar, explicando y dialogando para encontrar acuerdos, sopesando puntos de vista.
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