
Las personas más felices y plenas son las que cierran ciclos
Cuando terminamos una relación de cualquier tipo, el duelo y la tristeza hoy son normales, pero no debemos olvidar que todo es temporal y que cosas mejores vendrán, pero para que lleguen hay que cerrar ciclos

Las personas más felices y plenas son las que cierran ciclos | Especial Pexels
El cierre de clclos no es algo sencillo para las personas; los cambios que representan las rupturas amorosas, la pérdida de un trabajo o cualquier otro término de cualquier naturaleza, pueden darnos mucho miedo, pero en esta nueva entrega de Soy Carmín, queremos recordarte que si no se cierran ciclos, no puede haber nuevos y buenos comienzos, que pueden hacernos personas más felices.
Todos los finales son tristes, o por lo menos la mayoría, sobre todo cuando se trata del fin de relaciones muy largas, de muchos años en los que se compartieron infinidad de experiencias y momentos. El sufrimiento es opcional, claro, pero también inevitable en la mayoría de las ocasiones; esto puede dificultar el cierre de ciclos y que seamos felices.
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Está bien llorar y tomarse su tiempo para dejar salir todo lo que se está sintiendo, pero a veces mantener cercanía o contacto con la persona de quien nos estamos separando sentimentalmente, puede dificultar el cierre completo de ese ciclo tan largo y que nos dejó tanto en el alma.
Entonces, la separación sería lo que nuestro corazón y mente necesitarían para permitirnos terminar con una etapa importante de la vida para entrar a otra que, no debemos olvidar, puede ser mucho mejor, aunque nuestros viejos sentimientos nos digan otra cosa.
¿Recuerdas hacer conocido a alguna persona a la que le cambió la vida después de una ruptura sentimental?, ¿te has preguntado cuál fue su clave para salir del hoyo?. Pues podemos decirte que tiene mucho que ver la voluntad de la persona y por el poder que tienen las relaciones interpersonales sobre las personas.
Cuando cerramos ciclos, podemos alcanzar un estado pleno y feliz
Quedarnos en un lugar en el que no nos sentimos amadas, respetadas y aceptadas, no solo genera desgastes emocionales y mentales, sino también físicos. Las relaciones abusivas, entonces, deterioran todos estos aspectos, nos apaga en nuestra personalidad y parecemos personas marchitas y a la deriva.

Cuando se entiende y acepta que lo mejor es terminar con esos vínculos dañinos, las personas comienzan con un proceso de "florecimiento", por así decirlo, en el que quizá al principio no lo saben, pero han iniciado el camino hacia la plenitud y la felicidad.
Poco a poco, el brillo personal de esa mujer u hombre valiente va a irse asomando hasta lograr sorprender a todos los que le rodean. Va a comenzar a experimentar una libertad y plenitud que hacía mucho no vivía. Esto se puede notar en el exterior, aunque en el interior puedan seguir recuerdos y un poco de nostalgia, pero estos irán sanando.
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Cuando se trata de rupturas, hay dos tipos de personas a ubicar: las que se devastan y las que logran salir adelante. Este señalamiento no tiene la finalidad de criticar a alguno, simplemente es relevante identificarlas para proceder con los pasos que siguen. Todos sanamos de maneras distintas y nos abrimos a nuevos comienzos a una velocidad distinta.
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